Los primeros ordenadores utilizados, como ENIAC, aparecieron ante la necesidad de realizar múltiples operaciones matemáticas para cálculos militares. Con el tiempo, fueron evolucionando hasta llegar a los actuales ordenadores personales, unas máquinas capaces de realizar millones de operaciones a velocidades casi inimaginables. Dos son los elementos que necesitan los ordenadores para funcionar: el hardware y el software.
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